Katherine Tapia no nació en una cancha, pero el destino le tenía reservado un lugar bajo los tres palos de la historia. Antes de ser figura con la Selección Colombia Femenina, vestía otro uniforme: el del ESMAD.
Mientras escoltaba buses, incluso el de Atlético Nacional, soñaba en silencio con estar al otro lado, defendiendo un arco y una camiseta.
Hoy, ese sueño se volvió realidad. Tapia cambió el escudo policial por el tricolor nacional y se ha convertido en una de las protagonistas del inolvidable camino de Colombia hacia la final de la Copa América Femenina.
Su historia es puro coraje, corazón y constancia. Katherine no solo ataja balones, también inspira a todo un país.
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