«Mi padre era taxista, no ganaba mucho, con poco presupuesto mis padres casi no llegaban a fin de mes, así que yo colaboraba vendiendo lotería y unos collares que hacía mi abuela. Con el dinero que ganaba podía pagar el bus para ir a entrenar con la escuela Santo Tomás».
Luis Fernando Muriel, jugador de la Selección Colombia y el Atalanta de Italia. Con esfuerzo y corazón, logró cumplir todos sus sueños.